Inteligencia Artificial y la Gestión de Empresas
Las herramientas de inteligencia artificial generativas han revolucionado el mundo de los negocios en los últimos meses. Su uso se ha masificado de tal forma, que CHAT GPT tardó sólo cinco días en alcanzar el millón de usuarios, número que NETFLIX tardó en alcanzar recién en 3 años y medio, luego de su creación.
Hay creativos publicitarios que le piden que escriba sus textos y posteos, abogados que le encargan algún escrito, periodistas que la usan para sus notas e incluso psicólogos que recomiendan a la gente conversar con Chat GPT como si fuera un amigo. El modelo de Inteligencia Artificial (IA) que fue puesto en línea, de acceso público y gratuito, en noviembre pasado, vino a reafirmar que el futuro ya llegó. La cuestión es cómo se usa la IA y para qué.
Su indescriptible potencial ha logrado sacudir la opinión pública. Dividiéndola, desde luego.
Algunos están aterrados por sus consecuencias vertiginosas y perturbadoras en temas tales como empleos, privacidad de datos, e impacto en la matriz social económica y productiva del planeta. Ese grupo llegó a expresarse en una carta abierta firmada por más de 1000 líderes, entre los que se encuentran el magnate Elon Musk, el cofundador de Apple, Steve Wozniak, y el historiador israelí Yuval Noah Hariri, entre otros, solicitando una inmediata “pausa a los experimentos” de esta tecnología, que podrían implicar “grandes riesgos para la humanidad”. “La IA avanzada podría representar un cambio profundo en la historia de la vida en la Tierra y debe planificarse y administrarse con el cuidado y los recursos correspondientes”, advierten.
Por otro lado, con una mirada optimista, los defensores insisten en reseñar sus beneficios tanto en el espacio laboral como personal. Según este grupo, esta herramienta tiene el potencial para alcanzar mayores niveles de productividad y tiene la habilidad para facilitar la realización de tareas específicas como la investigación o la gestión del tiempo.
Quienes ya analizan el impacto positivo en cuestiones operativas y labores repetitivas, desacreditando muchas veces, los errores o falencias en el aún incipiente desarrollo de la IA generativa, se unen a quienes, fundamentalmente en las redes sociales, se dedican a recomendar aplicaciones o programas sin tener un conocimiento detallado de las mismas, aportando de por sí más confusión a la confusión generalizada.
Lo cierto es que la Inteligencia Artificial ha generado un desconcierto total ante el cambio de paradigma que propone. Se considera muy relevante, pero a la vez para las empresas es una realidad aun difusa. Su rol en las empresas y organizaciones se considera que crecerá, pero en la actualidad su uso sigue siendo limitado.
Si bien la inteligencia artificial ya convive cotidianamente con toda la población en aplicaciones de teléfonos celulares, en las películas que te recomienda Netflix o cualquier sistema de streaming, en los sistemas de geolocalización como Google Maps o Waze (gps), en las casillas de mail, o los robots (bots) de atención al cliente, entre múltiples funciones, la potencialidad del modelo de lenguaje artificial desarrollado por la empresa OpenAI, que utiliza técnicas de aprendizaje automático para procesar y generar texto en lenguaje natural, entendiendo contextos y estructuras gramaticales, puede abrumar a los gerentes y líderes de empresas frente a su aplicación o uso eficaz.
Quienes dirigen organizaciones deberían tener en claro algunas cuestiones en la implementación de cualquier herramienta de inteligencia artificial generativa. Arrastra nuestros sesgos, o aquellas posiciones dominantes en medios de comunicación o material de archivo que usa para su aprendizaje. Hay riesgos de errores, fake news y manipulación espuria de datos. Aumenta la brecha cognitiva en diversas áreas funcionales de la empresa.
Precavidas, ante este panorama, las empresas han adoptado diversas posiciones. Desde un estado de alerta, algunas empresas como Amazon prohibieron usar Chat GPT. En Samsung se descubrió que los empleados la usaban y por chatear con el modelo, se filtró información secreta que después llego a manos de la competencia. Cuando uno entra a la aplicación, no existen Términos y Condiciones que aceptar, lo que supone que todo lo que se diga se está usando para mejorar el modelo. Por eso Samsung también prohibió su uso. Incluso en Italia se prohibió por unos días. El presidente de Estados Unidos de Norteamérica, Joe Biden, solicitó 60 días para analizar su impacto y su postura. En España, la Agencia Española de Protección de Datos ha pedido al Comité Europeo que examine los problemas de privacidad relacionados con ChatGPT y ha propuesto la creación de un centro de transparencia algorítmica. Y en Francia, aumenta la presión de algunos sindicatos para que se regule su uso. Si bien no está completamente definido que el trabajador moderno (del presente) use inteligencia artificial en todas sus actividades, seguramente ese sea el futuro más cercano.
Por lo pronto, el uso de estas herramientas dispara la necesidad de incrementar la formación y la capacitación en nuevas habilidades y talentos dentro de las organizaciones para enfrentar este nuevo mundo. El pensamiento crítico, la curiosidad del capital humano y el desarrollo de nuevos patrones de análisis, serán las capacidades requeridas para comprender esta potente herramienta que trabaja con un lenguaje, pero aun no, con conceptos y enfoques holísticos, como hacemos los humanos. Será un excelente “copiloto” o “socio” para muchas labores, pero necesitará de nuestra atención y alerta permanente.